A partir de una serie de posts sobre la residencia visibilizamos la experiencia de cada una de las creadoras invitadas de Iberoamérica que participaron en el Yanantin Lab. A cada creadora se le hizo una serie de preguntas que buscan sistematizar los aprendizajes y compartirlos a las personas interesadas.
PREGUNTA(s) 1.- ¿Conocías de antes y en persona a las otras personas integrantes de la residencia? ¿Cómo fue tu encuentro, aprendizajes, diálogo y compartires con personas de otros países iberoamericanos durante la residencia? ¿Qué valoras de este intercambio de experiencias?
Antes de la residencia conocía en persona a Carlo Brescia, a quien conocí en el 2016 en un encuentro organizado por él, en torno al Arte, la consciencia y la sostenibilidad en Huaraz. Desde ese mismo momento se entabló un vínculo en torno a la memoria ancestral, las plantas, el arte y la danza. Es así como en el 2021 recibí de su parte la invitación a ser parte del encuentro YANANTIN LAB, Residencia de investigación y creación en danzas rituales para realizar en una peregrinación por el camino de montaña Olleros – Chavin de Huantar, como experiencia de preparación para realizar unas ofrendanzas en el Sagrado Templo de Chavín. Durante los preparativos a distancia conocí virtualmente a 3 co-creadoras más invitadas (Ana Laura Osses, Victoria Karmín Zarate y Renata Borges). Durante las reuniones de las cuatro junto con Carlo vimos la pertinencia de invitar artistas de Perú y es así como se diseñó una propuesta, convocatoria y pro-fondos desde Vasos Comunicantes para convocar abiertamente artistas investigadores de Perú a través de una Carta de Intención y Hoja de Vida donde se seleccionó a Huandy Laguna y Jesús Alegría. Vía email, por reunión virtual, whatsapp y llamadas se compartieron y acordaron los itinerarios, elementos físicos, alimenticios, creativos, investigativos, temáticos y convivenciales a tener en cuenta. Es así, como llegamos con la misma información a Huaraz y Solo hasta el encuentro presencial en septiembre fué que conocí en persona al grupo completo de investigación y creación en Huaraz donde nos presentamos y emprendimos el peregrinaje convivencial y artístico por las sagradas montañas hasta el templo ancestral.
El encuentro en su totalidad fué enriquecedor, fructífero, fortalecedor e inspirador, trajo bastante información de la memoria andina desde la lengua quechua, los paisajes y sus referencias sagradas contadas por la especialista en saberes y ritualidad local de la mujer de conocimiento Cecilia Paniagua. Así mismo cada miembro del equipo en el camino propició un espacio de intercambio y conocimiento constante como los arrieros Feliciano, Eber y Fray quienes nos compartieron la experiencia de andar y dialogar con las respuestas y fuerzas vitales esenciales del cuerpo en la montaña, así como la cocinera Geonela quien nos acogió ante el bienestar alimenticio con los respectivos cuidados, historias y efectos convenientes para el estado del cuerpo en la montaña alta. La custodia del camino y las pertinencias entorno a la respiración, latidos, hidratación, rítmicas, reposos, inclinaciones, balances, lecturas físicas y energéticas del camino para abordar las dinámicas de la montaña, avistamiento de aves, y atención al territorio y su orientación, estuvieron a cargo de la guía local Gladys quien asistió la residencia de principio a fin con sus conocimientos. Todo lo anterior bajo la coordinación y el conocimiento de Carlo Brescia quien desde la experiencia previa en el camino, el templo y el propósito de la residencia interactuó desde la protección,vinculación, gestión, logística, cuidado, conocimiento, escucha y el diálogo constante que permite un trabajo co creador y co- vivencial, de decisiones colectivas, de recapitulación, profundización y tejido de saberes y prácticas.
Los aprendizajes, el diálogo y el compartir se llevó entre 13 personas que tejimos conocimiento en el andar mismo de los días. He de decir que honro la posibilidad de vivenciar cotidianidades milenarias de los andes peruanos desde sus territorios sagrados como aporte de estudio extracotidiano de nuestras corporalidades y cosmovisiones que vienen desde otros territorios o prácticas diarias urbanizadas. He aprendido a vivenciar el Waylluy palabra sagrada que nos compartió la sabedora Cecilia quien caminó a nuestro lado y nos explicó de la importancia del Amor en expansión, un amor que ante todo cuida, una fuerza que es irradiada desde la ternura y que es manifestable desde la acción de cuidar. Es así como el cuidado con llevó a uno de los principios activos el respeto al territorio del propio cuerpo y del camino ancestral olleros-chavin desde el cuidado de cada paso, al alimento, al cuidado en la palabra, en los comentarios, en los gestos, en el permiso/gratitud al ingresar a cada Huanca, en la atención a las plantas, piedras, animales, vientos, territorios húmedos, quebrados, esponjosos, resbaladizos y diferentes materialidades que vivenciamos con la naturaleza nutrieron estados corporales para el trabajo de creación desde el fortalecimiento, la perseverancia, el equilibrio, la suspensión, la precisión, la sensibilidad, la atención visual a la parte y el todo, la digestión y energización con nuevos, nativos y nutritivos alimentos que asistieron la adaptación a la altura, centro gravitacional y fuerza para caminar con vigor por la montaña, así mismo esta experiencia me ha enseñado la alternancia del tiempo. Entre más alto se camina ,muchas acciones son más lentas como la digestión misma y eso requiere un estado de cuerpo físico, mental y emocional de mayor paciencia y dilatación del movimiento para oxigenar cuidadosa y eficazmente el cuerpo. Así mismo el intercambio transcultural enriqueció herramientas de diálogo, adaptabilidad, cosmovisiones en convergencia y en divergencia, vínculos abundantes y diversos con la sacralidad de la vida y del camino, tejidos de ofrendas con elementos naturales y culturales de cada territorio, palabras, dialectos, términos de las culturas milenarias que en español no existen y que en este tipo de intercambios se reavivan e inspiran creaciones artísticas desde la mitopoética pertinente a nutrir el buen vivir y el buen convivir. Aprendí de las movilizaciones y ritualidades comunitarias y ancestrales de otros países, de las implicaciones del cacao, de las aguas floridas, del copal y diversos sahumerios de plantas desde su uso sagrado, la respiración del renacimiento, la honra a la sensibilidad de esta especie humana que propicia estos encuentros para no caer en el olvido del vínculo con la sabiduría de la tierra, aprendí del uso medicinal de varias plantas del continente como la hierba de San Juan, la Vira Vira, el Huacatay, la Muña, el Frailejón, la Sanguinaria, Taulli, el Tarqoy, la Flor Cóndor cebolla, la Oreja de Venado Wila Wila, la Vergonzosa Gentianacea, el Tabaco, algunos Cactus como el Oroya, el SanPedro o Wachuma, la Wamanpinta o Chuquirahua, la cianobacteria proteínica del Cushuro, el calor del Jengibre, el enraizamiento de la Mashua o Cubio, la energización del Chocho, el refrescamiento de la palta, la activación por parte del Cacao Ceremonial con Maíz y las profundidades de la hoja de la Coca entre otras. Me enteré de diversas ritualidades que honran la vida y estimulan el equilibrio relacional humano, vegetal, animal, mineral y cósmico sobre la tierra. Aprendí de cada una de mis compañeras y su creación para con el peregrinaje, sus legados performáticos, las sabidurías de los pueblos originarios de los países de cada una, de sus caminos de autoconocimiento desde la medicina china, la bioenergética, la creación desde los sueños, compartí y enriquecí mi danza a tierra, nos nutrimos de técnicas para preparar el cuerpo para recibir dentro de sí una danza. Aprendí de las dietas andinas como propiciadores de salud y percepción activa, de la precisión y finura de algunos condimentos movilizando hábitos para enriquecer los espacios experienciales y creativos. Aprendí a honrar los templos milenarios no solo como el “cadáver” de un trabajo ingenioso de los antiguos, sino como un elemento de elaborada y enigmática inteligencia que perpetúa en un diálogo creativo, experiencial, inspirador e indagador que estimula y aconseja al presente. Aprendí de la oscuridad como una experiencia vital para investigar y trascender el miedo a la oscuridad con la activación colaborativa y democrática de todos los otros sentidos. Aprendí a generar un vínculo vivo con una “edificación” que estimula desde su sacralidad mi propio devenir corporal en templo digno de autoconocimiento y renovación de sí.

PREGUNTA(s) 2.- Sobre la propuesta de abordaje de investigación y creación. ¿Cómo te pareció la propuesta metodológica de investigación y creación del Yanantin Lab?
El corazón central metodológico desde la “cosmovivencia” andina me pareció inspirador y aterrizado para desarrollar creaciones en danza como ofrenda, trascender la labor de la danza dejando atrás su función como espectáculo decorativo y más bien conectarla con la función antigua de entrega, rezo, oración, autoconocimiento, escucha, despojo, abismo, reconocimiento y renovación. Un diálogo atemporal desde nuestras contemporaneidades con las acciones grabadas desde hace milenios donde el acto de recordar más que intelectual se vuelve vivencial y de inteligencia activa. El vínculo entre los 13 compañeros de camino entre residentes locales y extranjeros, guías, coordinadores, conocedores y creadores propiciaron una transformación favorable de los hábitos cotidianos tanto de vida como de creación artística permitiendo que la extracotidianidad enriqueciera el flujo creativo desde las dos maestras más abarcadoras de esta experiencia; la convivencia y la naturaleza. Las cuales desde sus propias dinámicas movilizan la regeneración de recursos prácticos ante el día a día.
Caminar la montaña por varios días con gentes de diversos territorios que recién se relacionan entre ellos y en territorios novedosos que poseen su propia biodinámica, es una metodología abundante en información, conocimiento, intercambio y creación. Cre-accionar ante la presencia viva del clima, los cóndores, los halcones, las llamas, las ovejas, las vacas, los burros, los patos, los perros, los zorros, los murciélagos, los pájaros, las lagartijas, los renacuajos, los grillos, las lagunas, las quebradas, la lluvia, el sol, los quinuales, las piedras, el granizo, el frío, el calor, la humedad y la compañía de los nevados, constata la presencia de la cordillera que canta con las incisiones del viento, poniendo a prueba íntima y colectiva los acuerdos de respeto, cuidado, apoyo en la elaboración del alimento, solidaridad, compartir, comunicación, escucha, confianza, atención, responsabilidad y silencio, fortaleciendo y equilibrando el don y el talento propios en una vivencia que llega a confrontar sanamente las comodidades habituales de lo conocido para permitirse un digna y cuidadosa transformación de sí en lo desconocido que afianza y refresca el autoconocimiento que dispone la abundancia de un ambiente artístico y a/r/tográfico.
Todos estos estímulos convivenciales, significantes y biológicos entre muchos otros son material activo, poético y de memoria que fortalece la práctica artística desde el compartir colectivo entre los reinos de la naturaleza, haciendo de lo humano sólo una pieza más en el círculo de la vida trascendiendo las perspectivas antropocéntricas a vivencias más ecocéntricas y colaborativas con las fuerzas que sostienen la vida, la tierra, el viento, el agua, el fuego y el movimiento que permite la interacción entre todos los elementos. Es así cómo se organizó el cronograma de la caminata donde cada día prevaleció un elemento y desde allí emprendimos las caminatas, ofrendas, laboratorios corporales, círculos de reflexión y abonos fértiles a la creación bio poética que se venía gestando en cada residente dispuesto.
Una vez llegamos a Chavín se enfatizó en un contacto de respeto y ceremonia para saludar al templo y encontrar allí el espacio propicio para sembrar cada ofrendanza. Durante 6 días establecimos contacto cuidadoso con diversas instalaciones del templo desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde finalizando en algunos casos con círculos de fuego donde se retroalimentaron las experiencias, se hacían acuerdos de co-creación y se recapitularon los hallazgos significativos de cada Ofrendanza en desarrollo. Ante todo cada ofrendanza era un regalo para el templo, ésta, siempre pasaba por una socialización verbal colectiva donde se refinaban los detalles de respeto, símbolo, lenguaje corporal, ritualidad y registro audiovisual permitiendo asi que los flujos transdisciplinares dialogarán entre la memoria, la danza y la poética simbólico/visual propiciando un compartir más expandido para estimular el trabajo creativo en conexión con prácticas inspiradoras, sanas, armoniosas y reveladoras de las culturas milenarias abordadas desde un lugar respetuoso para sensibilizar el vínculo con la tierra y con la vida desde el arte que celebra la existencia.

PREGUNTA(s) 3.- ¿Las actividades propuestas generaron pensamientos, sensaciones, movimientos que te sirvieron (y servirán) en tu pesquisa artística y labor creativa? ¿Cuáles fueron las actividades que te resonaron más en tu indagación artística?
Las actividades propuestas despertaron un interés por continuar con la caminata perseverante de varios días por la inconmensurable irradiación de la naturaleza como práctica trascendente de creación artística, las propuestas entorno a la ritualidad refuerzan el camino que he elegido de arte escénico para celebrar la tierra, antropología escénica, biodrama-biodharma, y las construcciones bio poéticas que trabajan desde el vínculo con la tierra, el cuidado de la vida, las prácticas de bienestar, de autoconocimiento y de construcción escénica, coreográfica y artística como elemento significativo social que sensibiliza, nutre, cuestiona, conserva saberes, honra, atiende y estudia los desequilibrios biodinámicos y celebra la belleza de los saberes ancestrales y la función comunitaria de la danza que tanto requiere una continuidad investigativa. Nunca en mi vida había tenido la oportunidad de estar tan cerca de nevados, y esta experiencia me ha enaltecido el alma y la urgente necesidad para seguir latiendo con el cuidado al campo amplio de la vida que vincula lo humano a todos los ecosistemas que nos mantienen respirando en este preciso momento. Entrar en contacto directo con la presencia de “Los apus”, es decir el espíritu de las montañas y lugares sagrados que inciden directamente en los ciclos vitales del territorio, potencia la magnificencia del arte y estas experiencias cosmovivenciales que propician este conocimiento y detonan sensaciones y diálogos reflexivos en torno a los caminos de vida que estamos co-constituyendo como humanidad y planeta abrazador de las diversas naturalezas. Sin duda esta experiencia ha nutrido mi camino personal y vinculante con estas valiosas compañeras y compañeros que han hecho del Yanantin Lab Lab un precedente que incentiva el cuidado esencial, bello y genuino de la vida misma, desde las sabidurías antiguas que enlazan la vida a un diálogo constante de fuerzas, símbolos, significantes y experiencias vigentes que como Chavín han dejado una construcción que invita a caminar y a revisar la autopercepción al estar un cuerpo inmerso en determinadas geometrías, elementos, flujos sutiles de luz y aire en medio de la oscuridad, conexiones hídricas que enlazan las cuatro direcciones en el centro de una plaza de encuentro de los los vientos del norte, del sur, del este y el oeste invita a revisar ¿qué le pasa a mi cuerpo cuando estoy en medio de estas construcciones edificadas por varias generaciones en siglos y siglos? Por lo anterior siento que aún hay mucho para profundizar en la memoria de los territorios y ésta residencia artística ha sido inspiradora para seguir impulsando esta propuesta en cada uno de nuestros países originarios como Perú, Argentina, México, Brasil y Colombia, los cuales han sido tejidos con Huaraz. Yanantin Lab ha dejado una semilla que será sembrada con honra y cuidado en los países que nos han parido y en los que residimos para así seguir expandiendo nuestras preguntas, honrando los territorios vivos que nos sostienen y las enseñanzas y prácticas pre-coloniales que nos guían en el equilibrio estético, sensible, consciente y sustentable con la tierra.
Las actividades que más me sonaron fueron; la caminata/peregrinaje/ofrenda constante de 7 horas diarias por varios días en la montaña como entrenamiento físico y sensible, la respiración circular como renovador del hábito esencial del contacto con la vida, el diálogo corporal constante desde la pregunta interna que activa motores de movimiento en la danza. ¿Y ahora quien/que soy en esta danza? Cosecho la premisa de investigación filokinetika para elaborar guiones de danza desde el verbo, la materialidad y el sentir como síntesis, brújula y enrutador de las especificidades del movimiento que fueron conduciendo a escritos en palabra y cuerpo a manera de documentaciones en la propia bitácora que desencadenaron en Haikus es decir poemas ilustrativos cortos que recogen las memorias de lo vivido desde un lugar que estimula con precisión la actividad artística en actitud ceremonial. Dicha actitud desde los vínculos con las plantas sagradas y en especial con el Mambe (hoja de coca con yarumo del amazonas colombiano) y el Cacao Ceremonial (cacao y maíz rezado desde México) entre otras prácticas que dispusieron favorablemente el saludo, permiso, ofrenda y respeto al templo, estas plantas que estaban en modo ofrenda, contacto o apertura del altar, propiciaron una concentración, sensibilidad y profundo contacto y respetuoso para con el templo, con nosotros mismos, con el encuentro artístico y con el cuidado ante la memoria y la magnificencia de lo vivido en la residencia. Por último la actividad constante de ofrendar, la considero esencial activador creativo de gratitud, permiso y reconocimiento hecha acto estimulante de Biopoéticas que embellecen el cotidiano y enriquecen de sentido sacro la labor artística.

PREGUNTA(s) 4.- ¿Puedes describir el producto coreográfico en el centro ceremonial que desarrollaste durante la residencia? ¿Cómo relacionas lo cosmo-vivenciado en las actividades de la residencia y este producto coreográfico?
Desde el verbo transformar, la materialidad corazón, y el afecto devoción elegí autogestarme en ésta ofrendanza que saluda con la pluma de un halcón que encontré en el peregrinaje a cuatro habitaciones de una de las cámaras intraterrenas del templo en honor a los cuatro elementos, a las cuatro direcciones, a la persistente y sagrada chakana o cruz andina vivible en el mundo chavino la cual convoca al centro, a un ducto de luz y aire en medio de la oscuridad profunda desde donde elijo soñar, descansar, entregarme, ofrendarme, regenerarme, renacer con el arrullo y de la fricción delicada de dos piedras que acompañaron mi caminar por esta médula andina, dichas piedras en su roce propician un devenir de pujeo, pulso, latir donde ellas me dan a luz un nuevo cuerpo del Huancar (coligación de los mundos del cosmos y la tierra), propiciando desde los 4 elementos una invitación a despertar el contacto con la memoria del corazón de la tierra, del corazón del templo, del corazón de mi propio cuerpo que es a su vez corazón de la humanidad que tanto requiere escucha, apertura, atención y agenciamiento genuino. Una vez el latido del despertar se integra aparece sobre la superficie de la tierra, una guardiana pícara, juguetona y pintoresca que pulsa su bastón sobre la tierra, para persistir en el latido de despertar el deleite consciente de la existencia.
En esta danza integré lo que yo misma llegue ofrendando a este territorio y durante el peregrinaje por el camino antiguo en el paso a la quebrada del Shungu (corazón), tres gotas de aguas que he recogido de muchos trayectos de las aguas del continente, lagunas, mares, cantos de ballena, cascadas, nacimientos, océanos, manantiales, arroyos, quebradas,cataratas, oasis, lágrimas y lluvias. Éstas gotas las ofrecí en varias huancas y cruces de caminos con agua, así que quise encarnar esta ofrenda. ¿Qué pasa cuando se ofrenda cada una de estas gotas? Así mismo integré el acto de dejarse transformar, integré los elementos intercambiados con el camino como las piedras y la pluma de halcón con sus respectivas lecturas, memorias y significantes. Integré el saludo respetuoso a lo que puede ser invisible pero no imperceptible, integré el vacío de sí para invocar sutilmente la regeneración, integré las sensaciones con las plantas sagradas las cuales persistían en su convocatoria a la concentración, integré un rezo encarnado en este templo. “Pido permiso para despertar mi corazón”.

PREGUNTA(s) 5.- ¿Piensas que tu producto coreográfico es una danza ritual? ¿Cómo definirías personalmente luego de la residencia el concepto de ‘danza ritual’? ¿Cuál(cuáles) es(son) el(los) mensaje(s) de tu producto coreográfico para las audiencias externas?
Partiendo de la premisa inicial de la residencia desde el peregrinaje es claro que el proceso de creación está demarcado más que por un fin, es por un proceso interno de transformación adentro y afuera marcado por un camino recorrido por los antiguos y por los presentes, como peregrinaje le da una connotación ya sagrada, es un camino que es transitado por capas de lo esperado y sobretodo de lo inesperado de nuestros tesoros internos de contactos profundos de reencuentro con la creación, con lo creado y la potencia creativa. Toda esta residencia ha sido pensada desde la ritualidad, lo cual estaba claro en la invitación, la convocatoria y las reuniones, hemos elegido contactar con la intención íntima y compartida en actos, gestos, ofrendas, saludo a las fuerzas de la naturaleza y un trabajo interno con florecimientos y purgas para compartir. Peregrinar en convivencia nos ha dado un vínculo con nuestras luces y nuestras sombras, ambas requieren responsabilidad, decisiones y agenciamiento. ¿Cada cuánto tenemos esa oportunidad de reconocer nuestras dualidades? ¿Cuántos lugares propician este encuentro con nosotros mismos? Las ofrendanzas a las que llegamos han sido trabajadas con un propósito de transformación íntima involucrando la vivencia propia y las contenciones compartidas, atendiendo a la sacralidad como una búsqueda de sentido de la existencia, entendiendo que un elemento se vuelve ritual y sagrado en tanto encarna alguna fuerza, este camino simbólico ha sido trabajado desde la resonancia de cada quien con la experiencia compartida, nos hemos conectado con la intencionalidad entorno a la honra de la vida y la inteligencia que trasciende el tiempo. Siento que hemos vivido una compenetración profunda con el propio camino, los desafíos de la convivencia que nos dan preguntas por la armonía entre las diferencias y los consejos vigentes de las memorias antiguas y presentes del propio camino y del vínculo colectivo. Honramos el territorio en el que estamos, en el que convivimos.
El mensaje de mi ofrendanza está relacionado con la apertura, el contacto, la escucha y el vínculo con el corazón, es un acto de memoria, gratitud y celebración de haber vivido esta experiencia con la oscuridad y el recuerdo trascendente del latido de sí.
Sobre Karo Colibrí (Colombia)
Karo Colibrí, mujer parida por las Tierras Colombianas ha sido formada como artista visual de la Universidad Javeriana y bailarina de la Universidad de Antioquia. Sembradora, viajante, danzante y caminante por Suramérica, cercana a las vivencias de danzas, ceremonias y encuentros de culturas ancestrales de los andes, amazonas y el caribe. Su corazón, ha sido acunado por la Laguna de Guatavita, cantado por el Consejo de Abuelas Indigenas de Colombia, por las caminatas sagradas del territorio Mhuysqa, por las ceremonias de cocido de Ambil y tostado de Coca en el Amazonas, por el mambeo de los Mamos en la Sierra Nevada de Santa Marta, por la risa colorida de las matronas Wuayú de la Guajira y el fuego de tronco grueso de los Shuar en las Cuevas de los Tayos.
El camino del cuerpo, el arte y el espíritu la ha llevado a compartir su trabajo y fortalecer su formación tejiendo las tierras de Colombia, Ecuador, Inglaterra, Cuba y Argentina. Su trabajo desde hace 14 años teje la danza, el territorio y el pensamiento precolonial. Actualmente comparte sus talleres de Danza a Tierra como camino de memoria, rito, escaneo, gratitud, experimentación y encarnación de las fuerzas del biospoético.
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