La residencia Yanantin Lab consiste en una serie de actividades que comprenden la realización de prácticas corporales guiadas, ofrendas rituales, círculos de palabra, una caminata de cuatro días en la montaña a más de 4000 metros sobre el nivel del mar, una visita guiada al centro ceremonial Chavín de Huántar y el desarrollo de coreografías en este espacio relacionadas a la propuesta de la residencia (las cosmovivencias andinas, la ritualidad, la corporalidad y su relación con la naturaleza).
Si bien se hemos mencionado el término cosmovisión andina, como concepto es teórico, racionalista y de origen occidental. En esencia, una persona en el mundo andino más tradicional y, por lo mismo, más conectada con lo ancestral, el territorio y la naturaleza, vivencia más este término de cosmovisión andina en lugar de interiorizarlo de manera abstracta. Por eso, a veces utilizamos en castellano el término cosmovivencia andina, ya que implica más la puesta en práctica de los elementos relacionados al vivir, sentir, hacer y recordar en el Ande.
La cosmovivencia en el mundo andino entraña experimentar lo que entendemos como animismo (reconocimiento de los espíritus en la naturaleza, visible e invisible), chamanismo (el entablar diálogos y relaciones con los espíritus), el ayni (la reciprocidad), el yanantin (el equilibrio en la oposición complementaria), la minka o minga (la labor comunitaria), el ayllu (el sentimiento de comunidad y colectividad), el tinkuy (el encuentro de los diferentes), el culto a los ancestros y más.
Todas estas cosmovivencias entrañan corporeidades como el caminar y el peregrinar, el danzar, cantar y hacer música, el participar en labores (relacionadas al manejo de la tierra, el agua, las plantas, los animales, la piedra, los alimentos) y en círculos de palabra, el realizar ayunos, baños y dietas, y el participar en rituales o ceremonias (de ofrenda, iniciación, bienvenida, despedida).
La persona que vivencia estas relaciones existentes entre las comunidades humanas, las comunidades de la naturaleza y las comunidades invisibles lo hace a través del cuerpo; del reconocimiento de que una montaña es un ser vivo, de que un río es vital para la vida como lo es la lluvia, de que la tierra brinda abundancia y que las plantas le hablan en sus sueños.
Como se menciona en los documentos etnohistóricos relacionados al Taki Onqoy (‘enfermedad de la danza’) en el siglo XVI en el periodo colonial de Perú, el espíritu de las montañas sagradas se puede incorporar en los cuerpos: «[Las huacas] no se metían ya en las piedras, ni en las nubes, ni en las fuentes para hablar, si no que se incorporaban ya en los indios, y los hacían ya hablar» (Cristóbal de Molina, 1575) y «Es la fiesta que, juntos dellos la cantidad quese conciertan —y a veces uno o dos solos que quieren hacer la ceremonia—, comienzan a cantar un cantar que no es palabras, ni razones ni sentencias ni cosa que se pueda a entender que dicen algo. Sólo suena “u, u, u, u”: es menester oírlo y verlo para entenderlo, que es tal que no se puede escribir. Y con este canto muy alto están de pie, dando de pie y mano, alzando un pie y abajando otro, y asimismo [=lo mismo] haciendo con las manos, los puños cerrados, meneando la cabeza de un lado a otro y a otro, de suerte que con todo el cuerpo trabajan. Y paran [=permanecen] en este canto tres o cuatro días con sus noches, y más: lo que las fuerzas les duran, que no cesan si no es que les venga necesidad de hacer cámara [=defecar] o de orinar; que a esto salen, y luego vuelven a la tahona del demonio» (Bartolomé Alvarez, 1578).
Prácticas corporales de este tipo (danzas del Sol, de los Shacshas, de la Luna, del Fuego, la Lluvia, del Búfalo y la raspa del jícuri, entre otroas) aún perviven, enraizadas y dinamizadas, en Perú y Latinoamérica. Y aún se mantienen las peregrinaciones en nuestra gran región, si bien sincréticas o en mayor o menor medida con aculturaciones occidentales, como por ejemplo la del Qoyllur Riti en Cusco o la del Señor de Ayabaca en Piura, o la de Wirikuta de los wixárikas en México.
Esta residencia se fundamenta en esas memorias y vivencias de lo originario, de lo ancestral y de lo contemporáneo en nuestro territorio andino y latinoamericano.
Dentro del espacio de encuentro, se plantean por lo mismo vivencias relacionadas al territorio, a su memoria y sus lugares naturales y culturales sagrados. Se plantean en la metodología actividades de modo que los participantes vivencien lo andino y a partir de esa vivencia desarrollen coreografías basadas en la experiencia llevándolas luego a sus territorios como semillas que germinarán, crecerán y darán en su momento frutos de manera inesperada, como es el curso de lo natural y orgánico.
Asimismo, el encuentro, el tinkuy, el juntarse para compartir e intercambiar, ha sido y es parte fundamental de lo andino. Espacios como el centro ceremonial Chavín de Huántar recibían peregrinos y peregrinas desde las cuatro direcciones de ese mundo para recordar, renovar las relaciones y cosmovivenciar lo andino. Por lo mismo, se plantea iniciar esta residencia enfocándonos en las montañas de la Cordillera Blanca y en ese centro ancestral de encuentros con más de 3000 años de antigüedad.
Artículos, entrevistas y videos de interés:
– Extracto: La ydolatría del taqui hongoy por Cristóbal de Molina (1575)
– Re-flexiones sobre extrañamientos y rehabitaciones corporales que atraviesan espacio tiempos cósmicos delimitados por la gran pandemia – Una entrevista con Ana Laura Ossés (Junio 2020)
– Caminar y trabajar: Una entrevista con Carlo Bonfiglioli sobre las danzas rarámuri (Septiembre 2017)
– Shunqu Naani: Caminata Olleros – Chavín de Huántar (Junio 2015)
– Cortometraje: Más Allá del Cuerpo Animal – Capítulo 3: Renata Borges, respiradora consciente (2015)
– Cortometraje: Más Allá del Cuerpo Animal – Capítulo 2: Ceci Gómez, bailarina aérea (2014)
– Cortometraje: Más Allá del Cuerpo Animal – Capítulo 1: Jürgen Horrwarth, skater (2009)
– Cuerpo, mente y espíritu: una entrevista con Marisel La Rosa (Mayo 2009)